- By Jackie Newson
- BSc (Hons) in Nutritional Therapy
Jackie has been writing for a range of health publications since graduating as a nutritional therapist from Westminster University in 2008. In addition to producing health and nutrition workshops, Jackie is also an experienced assessor and enjoys the opportunity to help other students of nutrition to achieve their goals. In her role as an experienced nutritional therapist, Jackie offers individualised advice on a variety of health conditions. She believes wholeheartedly in the power of healthy nutritious food, supported with high quality supplementation to achieve optimal health. Jackie is a great believer in the power of positive thinking and attributes much of her enthusiasm and sense of well-being to the wonderful people in her life, a healthy diet and yoga which she practices regularly.
Consejos para hacer frente a la fiebre del heno
Millones de personas sufren alergia al polen cada año, pero los novedosos suplementos como la vitamina C liposomal de Altrient C aportan una nueva esperanza a todas ellas.
Según el Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido, existen tres temporadas principales de polen. Si cada año padece alergia sobre los mismos meses, lo tiene fácil para saber a qué tipo de polen está reaccionando su cuerpo.
La temporada del polen de los árboles suele abarcar de finales de marzo a mediados de mayo. Entre los árboles que suelen provocar la fiebre del heno se incluyen avellanos, tejos, alisos, olmos, álamos, sauces, abedules, fresnos, plátanos, robles, limeros y pinos.
La temporada del polen de las gramíneas se extiende de mediados de mayo a julio. Todas las especies que lo producen pertenecen a la familia de las poáceas y el 95% de alérgicos lo es a las gramíneas.
Por último, la temporada del polen de las herbáceas abarca de finales de junio a septiembre. Algunas plantas que suelen provocar alergia son la acedera, la artemisa, la ortiga, la colza o el llantén.
La relación con la histamina
La fiebre del heno es una reacción alérgica habitual que se desencadena cuando las células de las vías respiratorias detectan la presencia del polen. Entonces, liberan grandes cantidades de histamina para avisar al cuerpo de que esta sustancia potencialmente peligrosa está tratando de penetrar en él.
La histamina atrae a unas células inmunitarias especiales a las vías respiratorias cuya función es destruir el polen y expulsar la mayor cantidad en el menor tiempo posible.
La mucosidad tiene la función de eliminar el polen de los ojos y la nariz, y los estornudos contribuyen a su expulsión de los pulmones. La histamina también da lugar a la inflamación e hinchazón, que favorece la contención del polen y evita que llegue a otras partes del cuerpo. Esta inflamación provoca enrojecimiento, dolor muscular e incluso cefalea.
Nuestros 5 consejos para combatir la fiebre del heno
Reforzar el sistema inmunitario con vitamina C liposomal
La vitamina C es conocida por destruir los virus y fortalecer el sistema inmunitario, pero pocos saben que también es capaz de aplacar y neutralizar la potente acción de la histamina.
El picor de ojos, la sequedad de garganta, el moquillo y los estornudos continuos son signos de que la temporada de alergia ha comenzado, y es la histamina la que provoca dicha reacción alérgica al polen.
La vitamina C tiene una acción antihistamínica natural, de modo que ayuda a combatir la respuesta celular a la histamina movilizada.
A la hora de elegir un buen producto de vitamina C para el botiquín antialérgico, asegúrese de optar por una de tipo liposomal como Altrient C por su alta absorción y biodisponibilidad en comparación con otros formatos, en ocasiones más económicos.
Crear una barrera
Es casi imposible filtrar el polen del aire que respira, pero no lo es reducir la cantidad de polen que entra en sus vías respiratorias.
Existen muchas cremas de cera de abeja que crean una barrera natural en las fosas nasales que captura el polen que pasa por ellas y evita que entre en contacto con sus células. Muchos alérgicos encuentran este método muy útil para reducir sus síntomas.
Consumir miel
Una antigua tradición para combatir la fiebre del heno consiste en incluir en la dieta miel de producción local. La miel ayuda al cuerpo a construir una defensa natural contra el polen al que está expuesto en la zona.
Reducir el consumo de alcohol
El vino, el alcohol y la cerveza empeoran los síntomas de la alergia al polen debido a que estas bebidas también contienen histamina, la sustancia química que desencadena de manera natural la reacción alérgica.
Aumentar el consumo de omega 3
Según los estudios publicados en el European Journal of Clinical Nutrition, una dieta rica en ácidos grasos omega 3 disminuye el riesgo de padecer alergia al polen. Por ello, es importante que incluya en su dieta diaria pescado azul, nueces, semillas de lino y semillas de chía para aumentar así su consumo de omega 3.
También merece la pena recordar que el estrés puede aumentar la sensibilidad del cuerpo, es decir, que unos niveles más bajos de polen que generalmente se tolerarían podrían comenzar de manera repentina a desencadenar síntomas. Otros contaminantes del aire, tales como los gases de los coches, también pueden irritar los conductos nasales y empeorar el efecto de la alergia.
Además, algunos alimentos como los lácteos favorecen la producción de mucosidad, que a su vez puede empeorar la reacción alérgica.
Así pues, prepárese convenientemente para poder hacer frente a los síntomas de la fiebre del heno y recobre el control del verano.
Susie Perry Debice
BSc Hons, Dip ION Food Scientist and Nutritional Therapist
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